Una historia del retrato Tarahumara
- Jorge Mortem
- 23 abr 2019
- 1 Min. de lectura
Anécdotas de un trazo ligero.
Tarahumaras
Los tarahumaras se llaman a sí mismos rarámuri que significa «corredores a pie»; proviene de las raíces: rara (pie) y muri (correr). Para ellos es sinónimo de las personas o los humanos.
Habitan la parte de la sierra madre occidental que atraviesa el estado de Chihuahua y el suroeste de Durango y Sonora.
Comparten esta región con los tepehuanes, pimas, guarojíos y mestizos.
Los rarámurise concentran en 17 municipios entre los que destacan por su alta densidad de población indígena: guachochi, urique, batopilas, balleza, carichí y guazapares.
También es significativa su presencia en:
Bocoyna, Guadalupe y Calvo, Guerrero, Maguarichi, Morelos, Nonoava, Cuauhtémoc e hidalgo del parral.
La lengua tarahumara orarámuri forma parte del tronco yuto-nahua, familia taracahita. Algunos estudiosos afirman la existencia de varias lenguas tarahumaras, en tanto que otros señalan que sólo se tratan de variantes dialectales, que sin llegar a ser muy profundas, provocan una cierta inteligibilidad entre todos los hablantes de tarahumara.
Los tarahumaras habitan en ranchos; su vivienda consiste en una casa habitación, un granero y un corral de madera. Las casas se construyen rústicamente con madera, adobe, cantera o piedra, dependiendo del material que haya en la región.
En el invierno, los tarahumaras bajan de las montañas para vivir en las barrancas de la región, en lo que se conoce como La Baja Tarahumara.
Actualmente, la indumentaria se ha perdido en algunas partes de la sierra, en tanto que en otras se mantiene; es la mujer quien sigue conservando la vestimenta
tradicional.
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